El mundo se inunda de Smartphones

Con la llegada de las nuevas versiones del iPhone, el arribo también de versiones cada vez más poderosas de teléfonos inteligentes producidos por Samsung, HTC, Motorola y otros gigantes de la industria de equípos móviles, un hecho se hace cada vez más claro: los smartphones o teléfonos inteligentes han llegado para quedarse y tomar una cuota cada vez más importante del mercado de la telefonía móvil.

Aunque es posible encontrar teléfonos que sólo son capaces de un reducido número de tareas o funciones -además de realizar llamadas y enviar mensajes de texto-, la tendencia es a que estos sean relegados a sectores cada vez más reducidos de la población en los países llamados del primer mundo.

Con la llegada de la telefonía a todos los rincones del mundo, incluidos aquellos países que tradicionalmente han sufrido grados importantes de marginamiento y pobreza, éstos parecen ser los lugares donde mayoritariamente serán consumidos los llamados teléfonos móviles de gama baja.

En la mayoría de los países la revolución traída por Android, Blackberry, iOS y otros sistemas operativos apunta a convertir los móviles en auténticos procesadores móviles de información. La oficina, el correo electrónico, los contactos con las redes sociales, la mensajería instantánea, la posibilidad de ver películas a medida que son descargadas de la red, todos encuentran en los smartphones un punto de encuentro.

La conectividad de los llamados teléfonos inteligentes no parece tener límites. Por un lado Bluetooth, Wi-Fi y USB y por el otro, las capacidad para conectarse mediante GPRS, EDGE y GSM.

Un Smartphone conectado a la PC se convierte en un centro extra de almacenamiento de datos, o en dispositivo por medio del cuál podemos tener una entrada de imágenes o video instantáneo, se convierte en algo más que un simple teléfono.

No hay duda, todas las capacidades que se han incorporado y se incorporarán en poco tiempo más, convertirán a los smartphones en el único móvil decente a tener en la medida que sus precios vayan abaratándose, y quién sabe, algún día los celulares como los conocimos en sus principios serán sólo un recuerdo más, digno de los museos. Ni los pobres querrán tener uno de esos.